EL RENEGADO (Confesiones de un antisocial)

La tortura de salir de casa…

Yo, como tantas otras personas del planeta (no me dejen solo) vivo distraído y jamás estoy atento al mundo que me rodea. Para colmo de males, sumando dos problemas más a la causa, soy muy colgado y tengo mala memoria. Tal vez no se dé de igual manera en todos, pero sé que no soy el único que esta de camino al trabajo, por ejemplo, y una pregunta comienza a instalarse como una duda punzante que nos carcome el cerebro,que rebota constantemente en la cabeza ¿Cerré con llave la puerta de casa? Y ahí se despierta una alarma interna que, al menos yo, no puedo controlar ¿Sera posible que siempre en el mismo punto me pongo a pensar en esto? Es en un momento en el que no puedo regresar a mi casa para corroborar si cerré bien. De a poco pero constante, la cabeza se me inunda de imágenes posibles tales como, me mude para vivir solo y se me va a llenar la casa de indigentes, me van a entrar a robar todo lo que tengo. Los pensamientos eran cada vez más terribles, la impaciencia por llegar a mi casa y ver que todo estuviera bien me demolía por dentro, sufría pensando todo el día. Debía solucionarlo de algún modo, no podía vivir así. Necesitaba aplicar sobre la acción de cerrar la puerta, otra acción al mismo tiempo que me recordar que mi casa estaba a salvo. Un día así de la nada, se me ocurrió la formula de que cantar una canción cada vez que salía de casa seria la solución. Ustedes pensaran que estoy loco, pero funciono. Cada vez que recordaba si había cantado, sabía que la puerta estaba cerrada y podía continuar mi día sin torturarme. Sé que no es algo usual, de hecho me paso algo un tanto extraño una vez que salí de casa a la par de mi vecino, el cual me escucho cantando “La puerta se cerró detrás de ti y nunca más volviste a aparecer, dejaste abandonada la ilusión…” Al tipo se ve que le dio pena, sintió lastima por mí al creer que me estaba cantando a mí mismo y que de seguro me debía sentir solo y deprimido para llegar a tal punto. Cuestión que ese mismo día al llegar del trabajo, mi vecino me estaba esperando en la vereda. No solo me dio un abrazo que duro mas tiempo del que pude soportar, sino que además me regalo un libro de autoayuda titulado “¿Cómo sobreponerse al abandono y no morir en el intento?”.
Al margen de esta anécdota que poco tiene que ver con mi teoría, el punto es que cantar lo primero que me viniera en ganas, me estaba funcionando. Hasta que un día llegue a mi casa y me habían robado todo. La puerta estaba bien cerrada, me entraron por otro lado y fue entonces que comprendí aquella frase que dice “Cuando una puerta se cierra, una ventana se abre”.
Fue la primera vez que me robaron y desde ese entonces, jamás volví a olvidar cerrar la puerta o trabar las ventanas, siempre cantando para recordarlo luego.

Las cosas suceden y no podrás evitarlo. Levanta la cabeza y convive con tus temores, lo que no podrás evitar sucederá de todos modos (Esta frase de mierda la saque del libro de autoayuda)

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